miércoles, 10 de julio de 2019

IDENTIFICACIÓN DEL PERFIL PSICOLÓGICO DE LOS DEPORTISTAS DE ALTO NIVEL

IDENTIFICACIÓN DEL PERFIL PSICOLÓGICO DE LOS DEPORTISTAS DE ALTO NIVEL

Estabilidad anímica
    El perfil iceberg se caracteriza por una serie de puntuaciones determinadas en los seis estados que considera el modelo de salud mental (MSM):
    Tensión
    Vigor
    Fatiga
    Cólera
    Confusión
    Depresión

    Los deportistas con elevadas puntuaciones en el estado de vigor y bajas en los restantes dispondrían de un estado de ánimo que les permitiría incrementar la probabilidad de lograr un mejor rendimiento deportivo.
    Morgan observó que los deportistas de mayor éxito obtenían un perfil de estados de ánimo más saludables que aquellos menos exitosos o el de una población de control.

    Lane y Terry (2005) establecen niveles elevados de depresión asociados con aumentos de ira, tensión, confusión y fatiga, unido a una reducción del vigor. Los niveles aumentados de estados de ánimo negativos ejercen un efecto debilitante sobre el rendimiento, al contrario, en el caso del vigor suponen un efecto facilitador del mismo.
    La fatiga y la confusión también suponen un debilitante del rendimiento.
    La ira y la tensión, en ausencia de depresión, pueden ser facilitadores del rendimiento, aunque en demasía el rendimiento decrece.

    Se puede señalar, acorde con los modelos conceptuales de la psicología básica sobre la dinámica motivacional y emocional humana, es que las emociones experimentadas en situaciones de rendimiento, y tanto cualitativamente como en relación con sus diferentes dimensiones o parámetros, están vinculados con factores motivacionales que se ven afectados por la propia actividad desempeñada y sus resultados (Cantón y Checa, 2012).

    Entorno inmediato facilitador del rendimiento.

    Además de la familia y la figura del entrenador mencionaremos el equipo al que pertenece, el club, la federación, patrocinadores , representantes, medios de comunicación, seguidores, el público.
    Por tanto, una de las fuentes que permiten un mayor rendimiento al deportista parte de aspectos psicosociales, derivados de las interacciones sociales a las que se ve sometido.

    La efectividad del apoyo social para la mejora del rendimiento deportivo depende de la disponibilidad de los recursos interpersonales percibidos.
    Se ha demostrado que las personas están directamente involucradas en el bienestar del deportista son particularmente importantes proveedores de apoyo emocional y pro tanto pueden ser facilitadores de rendimiento inmediato (Martín Portugués, 2005)

    Claridad de objetivos.
    El establecimiento de unos objetivos claros es una de las primeras fases de la planificación deportiva para mejorar así el rendimiento del deportista.
    La determinación de los objetivos más propicios en cada momento puede obedecer a las siguientes subfases (Buceta,1998):

    • Delimitación del periodo de tiempo que es objeto de planificación: sujeto a la temporalidad del evento a preparar.
    • Consideración de las competiciones a afrontar: las demandas competitivas han de tenerse en cuenta ya que varían de unos deportes a otros a la hora de marcarse objetivos.
    • Valoración de las posibilidades de éxito de los deportistas: la evaluación de las posibilidades de consecución de los resultados esperados.
    • Establecimiento de objetivos de resultado: la elección del resultado deportivo a lograr, han de ser específicos, atractivos y realistas.
    • Planteamiento de objetivos de realización: referidos a los logros relacionados con la conducta propia que los deportistas han de conseguir para incrementar la probabilidad de alcance de sus objetivos.

    Dependiendo de su autoconfianza (grado de certeza en consonancia con experiencias anteriores, que el deportista posee respecto a su habilidad para alcanzar el éxito (Dosil,2004)), que posea el deportista, de como de claros sean sus objetivos o metas, afectarán al rendimiento.
    Aquellos deportistas con baja autoeficacia pueden desanimarse fácilmente ante el fracaso, mientras que otras que están convencidas de sus capacidades intensifican su esfuerzo por conseguir sus objetivos marcados (Dosil, 2004).

    Compromiso con el programa de entrenamiento.
    El compromiso se demuestra cuando las cosas no van bien.
    La adherencia al entrenamiento se refiere al grado de cumplimento de las tareas por parte de los deportistas consustanciales al entrenamiento, tales como:
    • Asistencia y puntualidad a las diferentes actividades.
    • Realización de todo aquello que está incluido en el plan de preparación.
    • Aportación del esfuerzo físico y mental, necesario para conseguir el máximo aprovechamiento.
    Es obvio que la falta de compromiso en el entrenamiento repercute en la falta de rendimiento, sin embargo, un exceso del mismo puede afectar en el mismo sentido.

    Los esfuerzos para que el compromiso en el entrenamiento sea el adecuado han de ir en dirección de los siguientes objetivos:
    • Desarrollo de la motivación básica
    • Fortalecimiento de la motivación cotidiana.
    • Control de las situaciones estresantes en el entrenamiento.
    • Control de planteamientos y reglas de funcionamiento relacionados específicamente con la adherencia.
    Análisis del error.

    Hull, en su teoría del drive, sostiene que en los deportistas jóvenes, que están adquiriendo habilidades y cuya fuerza del hábito es el error, al aumentar el arousal (respuesta inmediata del organismo a nuevos estímulos o inputs (Hardy, Jones y Gould, 1996), se incrementan los errores en la ejecución, mientras tanto en los deportistas de élite, cuya fuerza del hábito es el acierto, con el aumento de la activación aumenta el rendimiento.

    Las reacciones de los deportistas suelen presentar un mismo patrón.
    Cuando la competición o los resultados han sido buenos, el estado en el que se encuentran es de euforia y alegría.
    Cuando existen errores y la competición o el entrenamiento no han sido buenos entonces presentan tristeza y apatía. No han de realizarse críticas, habrá que esperar para hacer observaciones toda vez que las emociones y vivencias del evento no sean tan próximas.

    Si se sufre una derrota a pesar de una buena actuación se ha de enfatizar el esfuerzo y el rendimiento realizados.
    Si se sufre una derrota con una mala actuación se ha de enfatizar sobre la mejora física, técnica, táctica o psicológica en una charla corta (Dosil, 2004).

    Tras la competición o el entrenamiento, el deportista habrá de realizar un plan personal debido a la importancia de analizar los errores cometidos. Se distinguen 3 fases:

    1. Recuperación física y mental
      • No han de analizarse los errores sino volver a la calma física y mental.
    1. Autorregistro de la competición.
      • Se realizan las primeras reflexiones. 
      • Comenzando por el registro de los aspectos más importantes que hayan podido causar los errores: problemas antes de la competición, condiciones no ideales, pérdida del enfoque durante la competición, pobre comienzo, retraso al comenzar, etc.
    1. Balance general y aprendizaje para el futuro
      • Momento para profundizar en lo ocurrido, se pretende realizar un análisis crítico para distinguir los aciertos y los errores.

    Atribución interna de éxitos y fracasos.
    Heider propuso el modelo de atribución básico en el que los resultados se atribuyen internamente a la persona o externamente, fuerza personal o ambiental respectivamente.

    • La fuerza personal está compuesta por los factores de capacidad y esfuerzo.
    • La fuerza ambiental está compuesta por los factores de dificultad de la tarea y la suerte.
    Weiner, reestructura el modelo de Heider en dos dimensiones: estabilidad y locus de control.
    • La estabilidad está compuesta por atributos estables e inestables.
    • El locus de control está compuesto por locus interno y externo.
    Los deportistas que poseen locus de control interno tienden a creer que sus conductas influyen en los resultados.
    Los deportistas que poseen locus de control externo atribuyen sus resultados a fuerzas externas, como el destino, el azar y otras personas.

    Posteriormente, Weiner, incorpora los cuatro factores de Heider: esfuerzo, habilidad, dificultad de la tarea y suerte.
    Clasifica a la capacidad como interna y estable, el esfuerzo como interno e inestable, la dificultad de la tarea como externa y estable y la suerte como externa e inestable.

    Prevé que en general las personas atribuyen sus éxitos y fracasos a uno de los cuatro factores.
    Más adelante, Weiner, añade una tercera dimensión, denominada contrabilidad, referida a si un resultado se percibe como controlable o incontrolable, finalmente la denomina locus de causalidad.

    Las atribuciones que los deportistas hacen en respuesta al éxito o al fracaso están ligadas con sus sentimientos de autoestima y autoconfianza.
    Los individuos con baja autoestima tienen más probabilidades de internalizar un fracaso y responder con emociones negativas, tienden a asignar sus derrotas a sus capacidades internas y las victorias a factores externos como la suerte o la escasa dificultad de la prueba.
    La atribución de todos los éxitos a causas internas se denomina estrategia de mejora del yo.
    La atribución de todos los fracasos a causas externas se denomina estrategia protectora del yo.

    MODELO ATRIBUCIONAL BÁSICO
    HEIDER
    FUERZA PERSONAL
    FUERZA AMBIENTAL

    CAPACIDAD (HABILIDAD)
    DIFICULTAD DE LA TAREA

    ESFUERZO
    SUERTE


    WEINER

    ESTABILIDAD
    LOCUS DE CONTROL
    LOCUS DE CAUSALIDAD
    ATRIBUTOS ESTABLES
    LOCUS INTERNO
    RESULTADO CONTROLABLE
    ATRIBUTOS INESTABLES
    LOCUS EXTERNO
    RESULTADO INCONTROLABLE


    INTERNO
    EXTERNO
    ESTABLE (CONSTANTE)
    HABILIDAD INNATA
    DIFICULTAD DE LA TAREA
    INESTABLE (VARIABLE)
    ESFUERZO
    SUERTE

    Tolerancia a la presión.
    Las presiones soportadas por los deportistas de alta competición son considerables, estas actúan sobre las características de cada deportista. Se ha de reparar en que los sujetos están actuando al límite de sus exigencias, y es ahí donde pueden aparecer el estrés y la ansiedad (Linares, 2001).

    Existen diferencias entre la ansiedad y el estrés que puede padecer un deportista fruto de la presión a la que se ve sometido en los entrenamientos o durante la competición. Landers y Arent (2001), citados por Dosil (2004), especifican las diferencias a partir de la dirección de la conducta, según la cual la ansiedad se relaciona con aspectos negativos y el estrés puede ser tanto positivo como negativo. Aparecen la ansiedad y el estrés negativo cuando el nivel de activación es alto; sin embargo, dicha situación no ha de darse obligatoriamente ya que un deportista puede ser capaz de dominarse en situaciones de alta activación, no mostrando ni ansiedad ni estrés.

    Varios factores o situaciones de incremento de presión para los deportistas
    • Importancia del evento: a mayor relevancia mayor probabilidad de estrés.
    • Inminencia del evento: es conveniente mostrar al deportista el momento oportuno para pensar en la competición.
    • Incertidumbre: el desconocimiento del resultado puede derivar en presión para el deportista, la incertidumbre crea una sensación de falta de control que suele tener decrementos en el rendimiento.
    • Amenaza de fracaso: las autoevaluaciones pueden ayudar al deportista a centrarse en lo que tiene que hacer, disminuyendo la influencia externa y aumentando el control sobre su rendimiento.
    • Situaciones novedosas: para solventar dichas situaciones se ha de trabajar la autoconfianza del deportista, siendo esta alta, el sujeto tendrá la sensación de que se puede enfrentar exitosamente a cualquier situación, aunque esta sea novedosa o entrañe dificultad.
    • Experiencias frustrantes: referidas a situaciones pasadas negativas. El sorteo de dichas situaciones radica en la capacidad de centrarse en lo que ha de realizarse. Este control mental es necesario en modalidades donde se compite cada poco tiempo y es perentorio la recuperación del deportista.

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