El grupo o equipo
forma al individuo, del mismo modo que los individuos conforman al
grupo (Ayestarán, 1996).
El grupo, como
sistema social abierto, recibe el impacto de sus integrantes, de las
interacciones que tienen lugar en su seno, de las relaciones
intergrupales y de la organización de la que puede formar parte.
Definimos equipo
como : un conjunto de personas con habilidades y capacidades
diferentes, que trabajan juntos para lograr un objetivo común,
logrando mejorar sus resultados de manera continua.
Un equipo de alto
rendimiento es aquél que alcanza sus objetivos de una manera
excelente en términos de eficacia y eficiencia.
Rasgos distintivos
de un equipo deportivo, Giesenow (2011):
- Direccionalidad en la comunicación, característica más relevante.
- Comunicación orientada a diálogos en búsqueda de consensos o acuerdos.
- Se constituyen para el logro de resultados mensurables.
- Se estimulan las sensaciones de pertenencia de los deportistas, favoreciendo la integración y orientación hacia los resultados.
- La pertinencia en relación con la tarea es elevada. El equipo se constituye y tiene sentido por y en la tarea.
- La heterogeneidad es un factor clave para potenciar la productividad del equipo.
- Existe una clara delimitación de funciones en cada uno de los integrantes del equipo.
- En el equipo deportivo se fomenta el desarrollo de líderes.
- La competencia es fomentada para el desarrollo del potencial del equipo. Entendida esta como ser competente y aprender para competir. Se entrena para alcanzar resultados.
Los equipos de
éxito, el cuerpo técnico y los deportistas hablan abiertamente
sobre los temas que les afectan de manera directa, y todos trabajan
de forma conjunta para alcanzar las metas que tienen en común.
Cuando se mantienen
estos canales de comunicación se abre la posibilidad de obtener lo
mejor del equipo: su energía y su creatividad (Giesenow, 2011)
Los equipos
deportivos poseen energía y vitalidad, son dinámicos, crecen y se
desarrollan.
Los integrantes
interactúan, deciden, cooperan hacia metas compartidas, alcanzan
logros e incluso se enfrentan a conflictos.
Los equipos de alto
nivel desarrollan una serie de características comunes (Katzenbach,
Smith, Douglas, 1996):
- Poseen un propósito claro: todos sus miembros han de conocer inequívocamente la meta a alcanzar. Pudiendo así, contribuir a la consecución de la meta, focalizando sus esfuerzos hacia ella.
- Comunicación efectiva hacia adentro y hacia afuera: el intercambio ágil y diligente de la información permite la adopción de decisiones adecuadas.
- Voluntad de aprender de los demás: es necesaria la predisposición de los miembros a aprender continuamente nuevas técnicas, métodos, procedimientos, etc, para aplicarlos en el proyecto.
- Participación en el grupo: los componentes del equipo además de las tareas específicas asignadas han de sentirse involucrados en la discusión de las incidencias y las decisiones adoptadas.
- Orientación a la solución de problemas: esto genera un ambiente de solidaridad y confianza que contribuye a la motivación de sus miembros.
- Búsqueda de la excelencia: esta búsqueda ha de permear desde los aspectos técnicos a las relaciones entre sus componentes, la responsabilidad y los resultados.
- Celebración de los logros: otro de los factores que contribuyen a la motivación de los integrantes del equipo.
Un rol es un
conjunto de expectativas para la conducta de un individuo que ocupa
una posición específica en el grupo.
Es conveniente
discernir entre roles formales e informales:
- Los formales son adjudicados por la organización o el grupo.
- Los informales se manifiestan por las interacciones propias entre los integrantes del grupo.
Claridad del rol:
los deportistas han de conocer indudablemente lo que se espera de
ellos. Esto supone un mejor diseño de los roles formales. Es
imprescindible evitar el diseño de roles confusos, vagos, borrosos
que puedan llevar a incongruencias, siendo el entrenador el que ha de
aclarar cualquier discrepancia en los mismos.
Aceptación del rol:
es otro de los requisitos para asegurar la eficacia y el desempeño
de los roles dentro del equipo.
Tanto la claridad
del rol como su aceptación por los miembros del equipo son
indispensables para la consecución de la meta del equipo.
En el seno del
equipo podemos encontrar una necesidad de libertad y otra de
responsabilidad, dichas necesidades se dan adecuadamente en climas de
confianza.
La autenticidad de
esta confianza depende de la reciprocidad entre los componentes del
equipo.
El compromiso de un
deportista está relacionado íntimamente con los vínculos que unen
al entrenador con su equipo. Estos vínculos dependen de la manera de
ser del entrenador. Este modo de ser ha de ser percibido como una
incitación al compromiso.
Si la libertad exige
un clima de confianza, esta consiste en admitir los errores cometidos
por los deportistas.
La necesidad de
progresión, la necesidad de amistad, la confianza en el otro y la
trascendencia del proyecto constituyen una única y misma realidad,
que da a la acción colectiva su sentido y unidad, permitiendo al
equipo afirmar su voluntad de ser cada vez más coherente, cada vez
más eficaz.
Si la competición
favorece un auténtico intercambio entre los jugadores en busca de
los valores en que se basa su compromiso, la acción colectiva se
convierte en acción formativa ( Chappuis y Thomas, 1998).
El compromiso
deportivo dentro del equipo podría pronosticar la capacidad de
adaptación a una situación, o por el contrario la aparición de
diferentes sintomatologías como el burnout, depresión o cualquier
trastorno (Tutte y Suero, 2009).
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